Y me levanto en tu recuerdo,
en tu eterna ausencia... de tu carne ausencia,
con tu rostro sin nombre,
la figura sin voz.
Te pienso y anhelo, recuerdo sin verte...
De noches inciertas con dias sin fecha...
porque prometes llegar sin siquiera acercarte.
Le reclamo siempre, en silencio, en silencio...
Guardando los brotes de la escoria lumbar,
a veces reclama la voz silenciosa,
luego no entiende la que divaga por ti...
A veces, siempre, a veces, te pienso.
Incluso te siento,
Incluso te huelo,
hasta te escucho amar.
Y luego el recuerdo que vuelve amargoso.
Y me pierdo en el mismo, siempre, en el mismo lugar.
No existe camino, no existe final, cansados los pasos.
Se fue la verdad.
Termina la ausencia, termina la fe,
muere el alma seca, insisto...un suspiro...se fue.
Ya todo es amargo, bicolor, oloroso, un poco armonioso.
Se seca y se muere sin querer evitar.
Coraza de piedra, consuelo y dolor...
Ha muerto la carne, el resto...el resto ni siquiera existió...