miércoles, 3 de agosto de 2011

De fondo esta tarde lluviosa y estas líneas para tí: Anónimo

Mereces que te escriba, mereces que te piense, mereces mi corazón.
Con tu inocencia me cautivaste, con tu humor, reí aunque muchas veces dudé. Estamos lejos de ser perfectos pero eres en resumen, lo más fiel y honesto que he tenido.
Por que libramos batallas que nos hicieron temblar, por que fuíste mi timón a mitad de mis tormentas, mi consuelo y compañía en la más profunda soledad y mi brújula en aquellos parajes distantes, donde la vida me puso, para verte, para conocerte, para quererte.

Me has entregado todo y más, tus detalles me llevan al cielo. No conoces las distancias y haces que sienta tu latir cada día junto a mi.

Aceptaré que cada día, en algún momento, ocupas un lugar en mis pensamientos y pido entonces al destino me regale la maravilla de algún día poder estrecharme en tus sinceros brazos y escuchar que me llames Cielo, ese a dónde vamos cada vez que me consumen las palabras dulces para ti. Eres una luz inmensa en mi camino, es justo que lo sepas y es propio que lo acepte.

Agradezco tu bondad y desinterés, tu entrega y fidelidad. De cariños como los tuyos conozco pocos, tal vez ninguno. Y aunque un gran oceano haya de por medio, sé con certeza que la vida nos hará coincidir, en algún momento, en algún lugar.

Hasta entonces, un abrazo vuela hacia ti.