sábado, 6 de diciembre de 2008

by Ari




Río a mitad de la campiña de Cognac, Francia.

Lugar de misterios que se inhalan y en donde el tiempo

quedo paralizado en su paso por una época en que

las personas disfrutaban sus carencias, en donde los colores

no eran necesarios y los sabores eran entrañables.

Pequeño sitio de nostalgias, de tristezas y añoranzas.

Solo un pueblo de ausencias donde la soledad que lo acompaña

puede hacerte compañía incondicional al alma...

Cognac, sin ti...

Habrá que volver.

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