jueves, 12 de febrero de 2009



...corriendo hasta el final de la vereda el viento masajeo su piel y el frio le amorato las uñas,

las tempestuosas aguas del rio Valtva no cedian ante la insistencia de la chiquilla. Poco a poco fue dejando cada una de sus prendas en la rivera hasta quedar sin mas capas que su propia carne, metio la cabeza pensando que seria suficiente... no, aun faltaba un poco, adentrose por completo en las heladas aguas... siete minutos despues al punto de la hipotermia salio y se recosto sobre el matorral, le picaron algunos cardos y como si no bastase la penitencia le retumbaba la cabeza a punto de estallar. Una vez vestida y volviendo por donde vino iba segura de que con esto finalmente perdonaba a su madre por haberlo olvidado, ahora con su autobautizo ya solo le quedaba terminar de lavar las culpas que le provocan las recientes cogidas con el padrastro. Que suerte era tener el rio cerca -pensaba- solo por si vuelvo a caer. Asi iba la inocente Carmina de trece años camino a la escuela, convecida de que mas valia arrepentirse muchas veces antes que negarse los placeres...

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